Pensando en el baile más pasional del mundo, hay un nombre que viene a mi cabeza: el tango. Definido como “una historia de amor- de tres minutos”, esta mezcla de danza, música, letra y poesía surgió a mediados del siglo XIX en Argentina. Argentina era un crisol de culturas por aquellos días, donde la polca, el vals y la mazurca se entremezclaron con habaneras de Cuba, milongas argentinas y ritmos candombeses bailados por los esclavos africanos. Pero en ninguna de ellas se daba el cercano contacto físico entre los bailarines que caracteriza el tango.

La inmigración masiva trajo a muchos hombres pobres y desesperados que tuvieron que dejar a sus familias, esposas e hijos en sus países natales, que intentaban conseguir algún dinero para regresar o llevar a sus familias a Argentina: ese sentimiento de pérdida y soledad se expresaba a través de la música. En los suburbios, los jóvenes se reunían para bailar en bares (no era nada extraña la visión de dos hombres bailando juntos), y lupanares, donde tenían como parejas de baile a camareras y prostitutas. Así que el tango nació siendo un baile provocativo, explícito y muy corporal, lo que implicó que fuese socialmente inaceptable. Incluso las letras eran bastante obscenas, siendo buen ejemplo de ello uno de los tangos más antiguos, “El choclo”.

A pesar de que el tango estaba mal visto, a los chicos de la clase alta también les gustaba ir a los bajos fondos, y enseñaron a sus hermanas, primas y amigas a bailarlo, de una forma algo más decente. Esta música popular se extendió por toda Argentina, e incluso cruzó el océano hasta el atrevido París de la mano de los niños ricos de la sociedad argentina. A principios del siglo XX el tango era conocido mundialmente, aparecía en el cine, y los ciudadanos reticentes que lo despreciaban antes lo adoptaron como una expresión cultural nacional.

Hoy día el tango se baila de dos formas distintas: el tango argentino es el popular, pasional, que se baila socialmente en Argentina, y se diferencia del tango de salón en su postura, manera de cogerse, movimiento, pasos y música. El tango argentino es más una improvisación donde un bailarín corresponde con su movimiento al de su pareja: es una conversación musical donde el cuerpo es la palabra.

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Thinking about the most passionate dance in the world, there is one name that comes to my mind: the tango. Defined as “a love story— three minutes long”, this mixture of dance, music, song and poetry appeared in the middle of the 19th century in Argentina. Argentina was a melting pot of cultures in those days where polka, waltz and mazurka were mixed with habaneras from Cuba, Argentine milongas and the candombe rhythms danced by African slaves. However, in none of them there was the close physical contact between the dancers that characterizes the tango.

A massive immigration influx brought many poor and desperate men who had to leave their families, wives and children in their home countries, trying to get some money to return or bring their families to Argentina: this feeling of loss and loneliness was expressed through music.  In working class-suburbs, young men gathered to dance in bars, (the sight of two men dancing together being nothing unusual) and brothels, with waitresses and prostitutes as dance partners. So the tango was born being a provocative, explicit, very corporal dance, which meant it was socially unacceptable. Even the lyrics were quite obscene, one of the most ancient tangos, “The Choclo”, being a prime example.

Despite the fact of tango being frowned upon, high class boys also liked slumming, and they taught their sisters, cousins and female friends to dance it, in a more “decent way”. This popular music spread across  Argentina, and even crossed the ocean to the daring Paris by the hand of wealthy sons of the Argentine society. At the beginning of the 20th century the tango was internationally known, it was shown in the movies, and the reticent citizens that despised it before adopted it as a national cultural expression.

Nowadays, tango is danced in two different ways: the Argentine tango is the popular, passionate one, danced socially in Argentina, and it differs from the Ballroom tango in its posture, embrace, movement, steps, and music. Argentine tango is more an improvisation, were one dancer corresponds with his movement to that of his or her partner: it is a musical conversation where the words are the body.